El insuperable caso Gardner: el mayor robo de arte de la historia moderna

18 marzo 1990, Isabella Stewart Gardner Museum (Boston, Massachusetts) | Obras robadas valoradas entre 300M$-500 M$.

El mayor robo de arte de nuestra historia reciente tuvo lugar poco después de la medianoche del 18 de marzo de 1990 en Boston. Del Museo Isabella Stewart Gardner desaparecieron 13 obras, de Vermeer, Rembrandt, Manet y Degas, entre otros, valoradas en 500 millones de dólares. Está considerado por el FBI como el primero de su lista Top Ten de robos de arte.

El escenario de este espectacular robo, aún no resuelto, es el domicilio particular en Boston de la coleccionista y mecenas Isabella Stewart Gardner (1840-1924), también conocido como Fenway Court. Su propietaria ideó esta mansión al estilo veneciano, con un jardín en su patio interior, para albergar su colección privada de arte, cuyas obras escogía siempre según su gusto personal en sus numerosos viajes por Europa. Abierta al público desde Año Nuevo de 1903, consta de más de 2.500 objetos de arte europeo (desde la Antigua Roma y más allá del Renacimiento italiano), asiático, islámico y americano.

Hasta la fecha – hace pocos días se han cumplido 26 años del robo – las obras no han sido recuperadas y se desconoce su paradero. Su valor artístico y económico es incalculable: aquella noche los ladrones se llevaron la única marina que conocemos de Rembrandt, recortada de su marco; y una de las más destacadas obras de Vermeer, El Concierto, que cuenta con poco más de treinta obras cuya autoría está demostrada.

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A la 01:24h. de la madrugada siguiente al día de San Patricio de 1990, dos ladrones, vestidos como oficiales de policía de Boston, consiguieron acceder al museo, explicando al guardia de seguridad que les atendió que estaban respondiendo a una llamada de emergencia por unos disturbios en los alrededores. Los presuntos policías le preguntaron si había algún otro guardia de servicio, a lo que él  contestó que su compañero estaba arriba haciendo la ronda.

Siguiendo las órdenes de los ladrones, pero contraviniendo las normas oficiales, el guardia les abrió la puerta de seguridad del museo para que  confirmaran que todo iba bien en el interior y en los jardines, además de llamar a su compañero para que bajara. Una vez juntos los cuatro en el mostrador de seguridad, los ladrones simularon que tenían una orden de detención del primer guardia, y procedieron a esposarlo, reduciendo a los vigilantes rápidamente: «Caballeros, esto es un robo» (1). Les amordazaron y les taparon los ojos. Les tiraron boca abajo en el suelo del sótano, separados, inmovilizados de pies y manos, y esposados a las tuberías de calefacción.

El tour de los ladrones por el Gardner

Después de reducir a los guardias, los ladrones recorrieron las galerías del museo, seleccionando las obras y objetos que querían llevarse. Se dirigieron al  segundo piso, a la Sala Holandesa, en la que escogieron tres Rembrandt: dos de ellos de grandes dimensiones (Cristo en la tormenta del Mar de Galilea – la única marina que pintó el maestro- y Dama y caballero en negro) y un tercero, un Autorretrato del artista poco mayor que un sello postal. Siguieron con El Concierto de Vermeer, de quien sólo existen 36 obras cuya autoría está fuera de toda duda. Para acabar, se llevaron también el Paisaje con obelisco del también holandés Govaert Flink, atribuido a Rembrandt hasta la década de 1970; y un objeto que resulta un tanto discordante en el conjunto: un vaso chino de bronce Ku del s. XII aC.

Un guardia a la entrada de la Sala Holandesa del Gardner, 21 de marzo de 1990. Foto: AP | eluniversal.com.mx)

Un guardia a la entrada de la Sala Holandesa del Gardner, 21 de marzo de 1990. Foto: AP | eluniversal.com.mx)

La segunda parada en busca del botín, todavía en el segundo piso, es la conocida como Short Gallery, a la que se accede a través de las salas de los primitivos italianos y la de Rafael. Inexplicablemente, los ladrones ignoraron todas estas obras y se dirigieron a un pequeño gabinete anexo. Allí escogieron cinco dibujos de Degas, tres de ellos relacionados con caballos (La salida del pesaje, Cortejo en los alrededores de Florencia y Tres jockeys a caballo) y dos bocetos para el programa de una velada artística, celebrada en junio de 1884. En esta sala también se hicieron con otro elemento sorprendente: robaron el remate de bronce en forma de águila de una bandera, insignia del Primer Regimiento de Granaderos de a pie de la Guardia Imperial napoleónica, datada entre 1813 y 1814.

Después los ladrones bajaron a la Sala Azul, en el primer piso, en la que se encontraban obras del americano John Singer Sargent o de grandes nombres franceses, como Delacroix, Corot o Courbet. Sin embargo, se llevaron una única obra: Chez Tortoni, de Manet. Este pequeño cuadro fue adquirido por Louis Kronberg en una subasta en París en 1922 para la Sra. Gardner, y estaba expuesto bajo el Retrato de Madame Auguste Manet, madre del pintor. Curiosamente, el marco del Manet fue el único que no dejaron en las salas, sino que lo colocaron en la silla del despacho del director de seguridad.

Sin subir al tercer piso, los dos ladrones salieron por separado del edificio del Gardner, sobre las 02:45 de la madrugada, con un formidable botín de 13 obras y después de haber permanecido en su interior 81 minutos. El robo no se descubrió hasta las 08:00 de la mañana, cuando llegaron los guardias del turno de día, que llamaron a la policía.

Gráfico: Anatomía de un robo. Foto: Boston.com

Gráfico: Anatomía de un robo. Globe Staff Graphic | Chris Kirkman (PDF en Boston.com)

Sin duda, los ladrones sabían que las obras no disponían de alarmas individuales conectadas con el sistema; incluso se llevaron la cinta de vídeo y los informes impresos de los detectores, en los que se registraron todos sus movimientos, pero olvidaron las imágenes del disco duro del ordenador.

Pocos días después del robo, el Museo Gardner ofreció un millón de dólares como recompensa por cualquier información que llevara a la recuperación de las obras en buenas condiciones. Siete años después, y ante la falta de pistas, la cantidad aumentó a cinco millones. Además, se ofrece desde mayo de 2015 una gratificación de 100.000$ por información que permita recuperar el remate de la bandera napoleónica del s. XIX.

Más de 25 años de investigación

Se puede reemplazar una billetera, un iPod, incluso un collar de diamantes, pero nunca un Rembrandt. Ulrich Boser, 2013.

Desde entonces, muchas preguntas siguen sin respuesta: ¿fue un encargo?, ¿tenían los ladrones una lista de obras que robar o las seleccionaron al azar?. Teniendo en cuenta que las joyas del museo son sus pinturas italianas, especialmente El Rapto de Europa de Tiziano ¿por qué no subieron al tercer piso, en el que se encuentra? ¿y por qué se llevaron, en cambio, el vaso Ku de bronce o el remate de la bandera?. Dada su profesionalidad y la falta de pistas en Fenway, ¿es posible que fueran policías reales?. Y la pregunta más importante: ¿dónde están las obras del Gardner?.

Thomas McShane, agente encubierto del FBI dedicado a los robos de arte durante más de veinte años, destaca que tan sólo 5 minutos antes de la entrada de los ladrones, entre las 00:39 y las 00:44h. las cámaras de vigilancia dejaron de funcionar. Cuando el sistema se reactivó, la alarma contra incendios se disparó en el área residencial de la cuarta planta y se registraron sonidos de cristales rotos. Los guardias creyeron que era un error y reiniciaron el sistema de vigilancia.

Según McShane, este «aviso» previo al robo es lo que llevó a establecer una conexión con la mafia irlandesa de Boston y el Ejército Republicano Irlandés, que ya contaba con importantes robos de arte en su haber en los que también manipularon alarmas. Por este motivo se sospechó de James «Whitey» Bulger, uno de los fugitivos más buscados por el FBI, dados sus vínculos con el IRA (2), que fue detenido en 2012 por otros delitos. Siguiendo otras pistas, que han llevado a lugares tan dispares como París, Japón o América Latina, se ha detenido e interrogado a numerosos sospechosos, como los ladrones Brian Michael McDevitt y William Youngworth; o al también mafioso David Turner y su supuesto cómplice George Reissfelder. Se han barajado además otros nombres, también relacionados con la mafia, como Robert Gurente, Carmelo Merino o Robert Gentile.

Retrato de los sospechosos del robo Gardner. Foto: FBI, 2013

Retrato de los sospechosos del robo Gardner. Foto: FBI, 2013

No fue hasta una conferencia de prensa en 2013, coincidiendo con el 23º aniversario del robo, cuando el responsable de la Oficina de Boston del FBI Richard DesLauriers afirmó que sus investigaciones habían revelado que las obras fueron trasladadas a Connecticut y Philadelphia en los años posteriores al robo, donde los ladrones intentaron vender algunas. Anunció que conocían la identidad de los ladrones, aunque no ofreció muchos detalles sobre ellos, sólo que pertenecerían a una organización criminal de Nueva Inglaterra y el Atlántico medio. Sin embargo, admitió que no conocían el paradero actual de las obras, motivo por el que solicitaron la colaboración ciudadana. Por su parte, la Fiscal de Estados Unidos, Carmen M. Ortiz, manifestó su optimismo sobre que las obras volverán algún día a su verdadero lugar, como era la voluntad de la Sra. Gardner (3).

Sin embargo, lo cierto es que los marcos de las obras robadas siguen vacíos en las galerías de Fenway, ya que el testamento de Isabella Stewart dejó bien claro que  nada debía cambiarse en el museo después de su muerte, el 17 de julio de 1924.

NOTAS:

  1. McSHANE, Thomas; MATERA (2007) The heist of the century. Extracto de Loot: Inside the World of Stolen Art (Maverick House, 2007) publicado en The Independent | News | UK | Crime, 11/04/2007.
  2. Ver nota 1.
  3. FBI BOSTON DIVISION (2013) FBI Provides New Information Regarding the 1990 Isabella Stewart Gardner Museum Art Heist. Press Releases, 18/03/2013.

 

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