Entrevista a Noah Charney

«El contrabando de arte es la mayor fuente de financiación terrorista»

Por: Constanza Cervino | 13 de abril de 2010. Expansión.com, Entorno.

Salta la alarma en la Casa Museo Benlliure de Valencia. El Santero de la cofradía, el Sorolla hurtado misteriosamente el pasado 9 de abril, y dedicado por el pintor a su amigo José Benlliure en 1913, desaparece sin dejar ni rastro.

Esta forma de sustracción sin violencia cada vez es menos común en nuestros días, se lamenta Noah Charney, una gran autoridad mundial en delitos contra el arte.

Charney, que ayer presentó en el museo Thyssen-Bornemisza de Madrid la nueva colección de Guías de Museos publicada por Geoplaneta, es licenciado en Historia del Arte por The Cortauld Institute y la Universidad de Cambridge. Este experto ha inventado su propia especialidad en el campo de la criminología en el mundo del arte.

A juicio de este historiador norteamericano, ahora, lo que está de moda son los robos blitz –relámpago en alemán–, caracterizados por ser sumamente violentos. Tal como ocurrió en 2004 con la obra de Edvard Munch El Grito, en el museo Munch de Oslo, los asaltantes de hoy en día irrumpen en los museos y roban a mano armada el objetivo.

El lado oscuro del arte

El robo y falsificación de obras de arte, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, ya constituye el tercer factor que más engorda los beneficios del contrabando, después de las drogas y de la venta de armas, afirma este colaborador de diversos cuerpos de policía, entre ellos los carabinieri y el FBI. Sin embargo, destaca que lo más grave es que existe una organización internacional, una especie de consorcio que dirige estas acciones delictivas desde la misma cúpula y que administra a su vez el contrabando de drogas, la venta ilegal de armas, y el robo de coches y de otros objetos de valor.

Por esta razón, Charney quiere concienciar a la gente a través de sus publicaciones, porque los delitos contra el arte generan una cantidad ingente de dinero, que luego sirve para financiar el terrorismo.

Charney, que también es autor del bestseller El ladrón de arte, publicado en 2007 por la editorial Seix Barral, una novela policíaca traducida a 17 lenguas, comenta que se siente orgulloso de haber podido aportar algo en este campo al fundar la Asociación de Investigadores de Delitos contra el Arte (ARCA, en sus siglas en inglés).

La historia puede tornarse en clave para impedir que proliferen este tipo de crímenes.

Para este apasionado del arte, la historia tiene mucho que enseñarnos, y puede tornarse en clave para impedir que proliferen este tipo de crímenes. El comité de expertos que forma parte de esta asociación sin ánimo de lucro asesora a la policía y a los principales museos europeos sobre medidas para prevenir los delitos contra el arte, además de ofrecer un servicio de consultoría gratuita a las iglesias, que a menudo son las más vulnerables frente al robo y al vandalismo al no tener sistemas de seguridad, señala.

Pese a no existir un perfil determinado de los ladrones de arte, solemos tener la imagen de un elegante entendido, que sustrae una obra porque tiene cierto valor simbólico o sentimental para él. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Las mafias emplean estos objetos como bienes de contrabando entre los departamentos de esta gran industria delictiva. A veces intentan venderlos en el mercado gris, en lugares como el Rastro de Madrid, en los que, cuando compras algo, no puedes tener la certeza de que no haya sido robado, apunta el criminólogo. Ahora, las mafias subcontratan los servicios de los ladrones para robar ciertas obras, así que me he planteado escribir un libro para ellos, para que sepan cuidar de estos objetos, por lo menos, añade sonriéndose.

Según Charney, existen varios tipos de delitos contra el arte: El vandalismo –sobre todo contra objetos iconoclastas–, el robo y contrabando de obras de arte, el falseamiento del historial de una pieza, la falsificación de cuadros y el saqueo de antigüedades.

El Prado es actualmente uno de los museos con mejor sistema de seguridad. Lo mejor es implantar un sistema semejante al de los aeropuertos, asegura Charney, que recomienda entrenar a los guardias de seguridad que deambulan por el museo aburridos para que observen a los visitantes, y estudien su comportamiento.

Pese a haber abierto un nuevo campo de investigación, esta lacra, que mueve millones de dólares, no parece sentirse amenazada por Charney: Sólo soy un historiador, no creo que vayan a por mí.

Guías que muestran la cara más amable del arte

Noah Charney presentó ayer en el Thyssen-Bornemisza su nueva colección de ‘Guías de Museos’ publicados en Geoplaneta. Esta breve selección de pinacotecas españolas y de obras de arte trata de acercar al público al arte de una forma personalizada: Quería plasmar en un libro la misma visita guiada que me piden mis amigos que les haga por un museo cuando aterrizo en alguna ciudad, explica.

De este modo, este especialista en arte descubre una faceta entretenida y misteriosa de los cuadros escogidos y explica, de forma escueta y amena, el simbolismo que entraña la obra: No es un catálogo que se limita a poner cuándo nació y cuándo murió el autor. Estos libros tratan de responder a las preguntas de un público variado, a veces intimidado por el tamaño inabarcable del museo, e intentan organizarle las visitas a los turistas que vienen por pocos días y que quieren aprovechar al máximo su tiempo en la ciudad.

Constanza Cervino | Noah Charney: «El contrabando de arte es la mayor fuente de financiación terrorista». En: Expansión.com, Entorno. 13 de abril de 2010.

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