La desaparición del Códice Calixtino de la Catedral de Santiago

5 julio 2011. Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela (A Coruña).

Códice Calixtino, atribuido al Papa Calixto II (siglo XII) 30 x 21 cm. 225 folios de pergamino, encuadernados desde 1964 en un único volumen.

Ha sido calificado como el robo del siglo o como robo de película, digno de un guión cinematográfico. A principios de julio de 2011 el manuscrito medieval conocido como el Códice Calixtino desapareció del Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela. El Códice se considera como la primera guía de viajes de la historia: miles de viajeros lo usaban para peregrinar a Santiago. Además de su utilidad en época medieval, es una obra bibliográfica e histórica de valor incalculable -literalmente, porque es una edición única – y conocida en todo el mundo. El catedrático de Historia Medieval Fernando López Alsina define el Códice como la madre de todos los libros de peregrinación (1). La Catedral conserva también una réplica exacta que puede visitarse en el Museo, y está disponible para los especialistas acreditados.

Edición facsímil del Códice Calixtino de Santiago de Compostela. EFE/ Lavandeira jr.

Edición facsímil del Códice Calixtino de Santiago de Compostela. (Foto: EFE/ Lavandeira jr. vía El Periódico)

Antes del robo, el Códice se conservaba en una sala acorazada del archivo, pero en un espacio con medidas de seguridad cuestionables. No se sabe la fecha exacta en que desapareció, los primeros en notar su falta, el 5 de julio a última hora de la tarde, fueron los responsables del Archivo, que informaron al deán de la Catedral, José María Díaz, que la obra original no estaba en su lugar. Pocas horas después, y tras buscarlo en vano, avisaron a la policia que revisó las grabaciones de las cámaras de seguridad y registró el lugar. El Archivo contaba con sistemas de alarma y contra incendios, pero un problema en la ubicación de las cámaras resultó fatal en este caso. Ninguna de las cámaras enfocaba directamente el manuscrito -cinco estaban colocadas en esquinas-  ni registraban todos los movimientos. A la habitación en la que está la sala del Códice se puede acceder por dos puertas: una de madera que estaba siempre abierta y otra blindada, con un sistema de apertura especial, que se abría con unas llaves que sólo tenía el deán de la Catedral.

Poco después del robo, la policia comunicaba a la prensa sus primeras sospechas sobre los responsables, posiblemente una banda organizada que robaba el Códice para venderlo en el mercado negro o por encargo de algún coleccionista. Mientras en España se ocupaba del robo la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional (también la Policía Científica y Judicial), se pusieron en alerta las unidades especializadas a nivel europeo para conocer su paradero y evitar la venta del manuscrito. Unos días después, el famoso ladrón Erik el Belga concedía una entrevista en la que expone su opinión sobre el robo, que según él, posiblemente contó con un cómplice que ayudó al ladrón desde dentro: es una obra que no tiene poder de contemplación, lo que importa es su contenido. Quien ha encargado el robo es alguien que sabe leer el Códice, que le gusta leerlo, hay que buscar a quién le pueda interesar su contenido (2).

La desaparición del manuscrito reabrió el debate sobre la seguridad de los bienes eclesiásticos en las iglesias y causó malestar en el gobierno gallego. El deán José Mª Díaz se vió obligado a dimitir como archivero catedralicio en octubre de 2011, por noticias que aseguraban que las llaves estaban en la cerradura de la puerta. Apenas 20 días después del robo, la Fiscalía Superior de Galicia, en convenio con el Ministerio de Cultura, puso en marcha el protocolo Proyecto Iglesia Segura-Cultura protegida, con el que intentará evitar sucesos como esta desaparición. El proyecto incluye, entre otras, acciones de formación para los párrocos, un manual básico de seguridad o una carta de derechos y obligaciones para las iglesias.

Sin embargo, lo cierto es que pasaba el tiempo y el Códice no aparecía. Las principales preguntas (¿quién entró?, ¿la puerta acorazada estaba abierta?, ¿usaron las llaves del deán?, ¿por qué el ladrón no necesitó forzar la cerradura?) seguían aún sin respuesta definitiva. Hasta que recientemente, tan solo un día antes del primer aniversario de la desaparición de la joya del Archivo catedralicio, se anunció la detención de Manuel Fernández Castiñeiras, un electricista autónomo que trabajó para la Catedral de Santiago durante 25 años. Fue despedido en 2005 cuando la Iglesia regularizó la situación laboral de sus trabajadores, incluso el ladrón llegó a falsificar un contrato de trabajo para evitarlo. La Policia también detuvo a su mujer, su hijo y la novia de éste.

El Códice Calixtino fue encontrado en una bolsa de plástico en un garaje.

El Códice Calixtino fue encontrado en una bolsa de plástico en un garaje (Foto: cadenaser.com)

Pocas horas después de la detención de la familia, el Códice fue recuperado el 4 de julio 2012, en Milladoiro (A Coruña), a pocos kilómetros de Santiago. Estaba envuelto en una bolsa de plástico y cartones, guardado en el garaje del detenido, junto a su domicilio. Tras el registro de cuatro domicilios relacionados con los detenidos, la policia encontró 1.200.000€ en efectivo, otros objetos desaparecidos de la Catedral – entre ellos varios libros religiosos, entre ellos un Libro de las Horas, usado para los rezos-  y ocho facsímiles del Códice Calixtino.

El ladrón, Manuel Fernández, afirmó al ser interrogado que no recordaba nada de lo sucedido… Más tarde se reconoció autor del robo del Códice y además, confesó que había estado robando objetos de valor de la iglesia durante 20 años, además de donaciones a la Catedral, dinero del cepillo, etc. Parece ser que la venganza contra el deán Díaz por haberle despedido es el motivo del robo del Códice, pero eso no explica los robos continuados. Fernández reclamaba al deán la cantidad de 40.000€ como indemnización por el despido que él considera improcedente.

Hasta el momento, y tras la confesión del autor, en la historia aún hay piezas que no encajan. La prensa detalla que la policía, tras desechar las primeras sospechas que apuntaban hacia el tráfico internacional de arte o hacia un coleccionista caprichoso que había encargado el robo, se centró en Manuel Fernández por la mala relación que mantenía con el deán. ¿Por qué han tardado, entonces, casi un año en detener al ladrón? En fin, por lo que parece este robo dará mucho que hablar.

Continuará…

NOTAS:

  1. El Correo Gallego (2011) Un robo «de película» por encargo con sospechosos muy dispares. En: El Correo Gallego | Galicia, 07/07/2011.
  2. FERNÁNDEZ, D. (2011) Erik el Belga: Yo diría que hay un compinche dentro en el robo del Códice Calixtino. En: 20minutos.es | Nacional, 11/07/2011.

Una respuesta a “La desaparición del Códice Calixtino de la Catedral de Santiago

  1. Un robo cinematográfico, un ladrón con sed de venganza y esto no acaba aquí… Muy interesante,mucho.
    Enhorabuena por el post y el blog.
    Añade un fan.

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